Han pasado ya algunos años desde que se inventó la primera impresora. Podríamos decir que David Edward Hughes inventó lo que era una especie de telégrafo en 1855, sin embargo, Charles Babbage fue el primero en diseñar la impresora más antigua de la historia, en 1940. No llegó a completar su obra, aunque sí lo hicieron un grupo de ingenieros cincuenta años más tarde basándose en sus planos. Es así como empieza la historia de esta maravilla tecnológica que ha ido evolucionando a pasos agigantados, creando en la actualidad todo tipo de impresiones digitales, impresión3D, serigrafías…
¿Qué es la impresión3D?
La impresión3D también se conoce como fabricación por adición, debido a que esta innovadora tecnología construye, a partir de un diseño digital tridimensional previo, un modelo físico mediante una gran variedad de materiales posibles, que son agregados capa por capa con total precisión y exactitud.
Aunque la fabricación automatizada aditiva tuvo sus inicios en los años 80, ha seguido mejorando hasta el día de hoy, expandiéndose su uso y con visión de futuro haciendo posible grandes avances industriales.
¿Para qué se utiliza?
El uso de la impresión3D está difundiéndose actualmente en diferentes ámbitos debido a su gran utilidad. A diferencia de otras tecnologías, la fabricación por adición destaca por la rapidez en la producción, que tiene un coste relativamente más bajo y por ser fácilmente manejable.
Adidas fue pionera en 2015 fabricando sus primeras zapatillas por medio de esta técnica. Podemos destacar algunos sectores en donde también se aplica como en la educación, donde resulta muy útil para crear figuras volumétricas para matemáticas, o para ciencias con la recreación de órganos y huesos del cuerpo. En el sector automotor para la producción de piezas de coche. En medicina, creando órganos artificiales o prótesis. Y en innumerables sectores más como arte, gastronomía, arqueología, joyerías, aeroespacial…
